lunes, 26 de noviembre de 2018

REFLEXIÓN A PARTIR DE UNA METÁFORA

Thich Nhat Hanh, monje budista y activista por la paz, nos describe el cuidado que realizamos con las plantas, en concreto con una lechuga para hacernos reflexionar sobre nuestras actitudes con los demás.
Cuando plantas una lechuga, si no crece bien no echas la culpa a la lechuga. Intentas encontrar las razones por las que no está creciendo correctamente. Puede que necesite fertilizante, o más agua, o menos sol. Nunca le echas la culpa a la lechuga. Sin embargo, cuando tenemos problemas similares con nuestros amigos o familiares solemos echarles la culpa. Pero si sabemos cómo cuidar de ellos, crecerán bien, como la lechuga. Culpar al otro no tiene ningún efecto positivo, y tampoco lo tiene el intentar persuadir usando razones o argumentos. Esa es mi experiencia. No culpar, no razonar, no argumentar, solo comprender. Si comprendes, y demuestras tu comprensión, puedes amar, y las cosas pueden cambiar.
Nosotros como docente, tenemos la preocupación de cuidar de nuestros alumnos e intentar que sus resultados sean los mejores, tanto en el campo académico como en el personal. Por ello debemos sembrar, abonar la tierra, escuchar, aconsejar, comprender...etc. que son los cuidados que con el tiempo darán sus frutos. Con frecuencia nos desanimamos porque nuestro esfuerzo y dedicación parecen no dar resultados. En ocasiones nos encontramos con personas que se cruzaron en nuestro camino y con el tiempo se siguen acordando de algunos de los mensajes y de nuestras actitudes hacia ellos, como algo positivo, que les ha ayudado a enfrentar vida con entusiasmo y valentía.
Creo que como el agricultor no desfallece cuando las inclemencias del tiempo arruinan sus cosechas, nosotros tampoco debemos rendirnos y debemos analizar y buscar las cosas que no hicimos bien para evitar a veces el fracaso de los otros.

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